miércoles, 6 de junio de 2012

Dejaré que el tiempo me alcance








Cada ciudad se reconstruye tan solo en un paso. Como un cristal que se forma a partir de una partícula minúscula. ¡Smash! y ahí está el holograma. Sin embargo la espiral trae con cada vuelta rarezas que alteran la red original.
Cada ciudad se subjetiva tan solo en un paso. La memoria desenvuelve fragmentos que transporta a la superficie, algunos son otros que no se sabe porque aparecen.
Cada ciudad se regenera tan solo en un paso. Primero crece rápida y amorfa, luego más pausada hasta alcanzar la forma conocida. Pero no es igual. La masa es mayor, ahora más entra en el mismo espacio. Por eso amorfa y luego cristalina otra vez, pero con trampa.
Cada ciudad se libera tan solo en un paso. La maldita dimensión que trata de explicar la física y es intangible para todos. Una vez más tiempo y espacio retrucan a Descartes y se despegan para correr paralelos, como si punto por punto decidiera enlazarse de otro modo. El big bang de tan solo un paso. La materia se atomiza y reformula.

Lo curioso es que las sonrisas, las palabras, las miradas de diferentes orígenes son perennes en el mar.


Completo así la tríada que traje del mar.

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