jueves, 23 de febrero de 2012

Pensamientos de 21 °C al sol

La ciudad amanece fresca y despejada. Es una espléndida jornada de verano. Las nubes y su pesadez en los días de carnaval parecen lejanas. Algunos tienen que salir a trabajar otra vez –tan pronto se puede olvidar el trabajo-, quizás otros apenas tuvieron un día de descanso. Muchos permanecen es sus hogares, para hacer tareas desde ahí.
Con un día tan perfecto y aún sin horarios pienso que es mejor trabajar en casa, aprovechar para cocinar y salir mañana para la facultad.

En este día esplendido de verano, informaron temprano por la radio de un accidente ferroviario. Una formación del Sarmiento se quedó sin frenos y chocó al ingresar al andén en Once. Por un tiempo la noticia fue esa: algunos heridos. Nada más. Luego empezaron a mencionar algunos muertos. Un par de horas después pude saber qué paso.
Así como hay personas, hay errores y hay accidentes, estamos expuestos a ellos. Pero hay un estado que tiene que garantizar la seguridad. Chequear que un tren funcione correctamente –no me jodan es algo que se puede saber- es un deber que la empresa que licita tiene que cumplir y el estado lo tiene que controlar. No es un accidente que un tren se quede sin frenos. ¡Viajan miles de personas en cada recorrido!

Viven reunidos en tires y aflojes que solo cuidan sus intereses, se olvidan y se cagan en todos nosotros. Sistemáticamente los gobiernos nunca funcionan.

Los medios de comunicación por su parte se dedicarán al morbo y a fortalecer sus propios intereses. Por un tiempo se preocuparán por el estado de los servicios ferroviarios (y las tramollas de fondo), para luego volver a su programación habitual, cuyo fuerte es, paradójicamente, la inseguridad en las calles.

¡Son impresentables e indignantes!


jueves, 16 de febrero de 2012

Pensamientos de 40°C a la sombra

Pasa que siempre encuentro cosas para hacer, que mis tiempos, en mayor o menor grado se ocupan, que disfruto de todo lo que hago. Pero a veces pasa mucho tiempo sin encontrar con quien generar o poder compartir algo nuevo que disfrute, y siento que:

Me aburro cuando no encuentro unos ojos donde respirar.

Me aburro cuando no encuentro manos que me vean.
Me aburro cuando no encuentro palabras que me toquen.
Ojos, manos, palabras, todo eso necesito para escuchar música.
Extraño, me siento distante y ajena, cuando no hay música.






jueves, 9 de febrero de 2012

Toda la vida tiene música hoy

Yo no soy fan de Spinetta. Pero todos los ellos jóvenes sensibles sí. Llegué bastante tarde a su música, eso que algunas canciones son más viejas que yo-algunas odiables de tanto que se han escuchado-, que broder como buen fanático y coleccionista del rock nacional debe tener todos sus discos en sus estantes, que otras de sus canciones sonaban horrores en épocas en las que comenzaba a acercarme a la música, que Ceratti hizo una versión buenísima de “Bajan” en Amor Amarillo. Pero en ese entonces Spinetta era distante. Llegué a su música hace unos pocos años, me la acercaron los ellos, generaciones posteriores a la mía que rescataban la música de los 70; y mi amigo Marcus, contemporáneo del flaco, fanático de Almendra y Pescado Rabioso, porque era su música de la juventud y desde entonces, parte de él. Así fue que hace unos años escuché con atención “Almendra”, de ahí en más fui -y me fueron- atrapando sus canciones. No me hice fan del flaco, pero empecé a querer y sentir su obra, y a sorprenderme por cada verso nuevo que sabía luego era de él. Ayer me puse triste, la noche anterior luego de una bicicleteada nocturna bajo la lluvia, me había dormido, pero no de aburrida, escuchando al flaco. ¡Mañana es mejor!


jueves, 2 de febrero de 2012

Variaciones cercanas a la lluvia de ayer

Como buena caminante (o cicloandante) que soy, las lluvias suelen pescarme a flor de piel, más aún las tormentas de verano. ¡Cómo negarse a un chaparrón en medio del cemento incandescente! Todos los años cae una tremenda tormenta para esta época, mi memoria guarda unas cuantas anécdotas de lidiar con la ciudad inundada. Pero le escribía recién a una amiga, la lluvia ayer cayó en el momento justo: me dejó llegar y nunca volver a salir.

Ayer por la tarde cuando regresaba del centro en bici, la pesadez de la ciudad parecía irreparable. Hice escala en la verdulería, y una vez en casa mientras preparaba y tomaba un licuado de duraznos y naranjas con mucho hielo (metaboli
smo y catabolismo del licuado fueron casi simultáneos); y sacaba de la heladera la masa para unas galletitas de queso que tenía que hornear antes de salir otra vez, el cielo empezó a ennegrecer. Las galletitas se cocinaban y la tormenta dejaba de amenazar, primero unas gotas debiluchas, luego la constancia. Era de locos salir en ese momento. Entonces un par de detalles organizaron una tarde de lluvia perfecta.

Cuando escribí al mercadolibre-librero para disculparme pero que debido a la lluvia no iba a pasar por el libro, recibí la siguiente respuesta: “Venite
mañana, disfruta ahora de la lluvia mirándote una linda peli o leyéndote un buen libro”. Algo tan simple y agradable me predispuso de un excelente humor.

Se sumó a esta galantería que un contacto de facebook, de los que no conozco y hacen cosas así, anunció que en este enlace se podía escuchar una ext
ensa lista de temas de Oscar Aleman, cuidadosamente seleccionados. ¿Cómo retribuir tamaña faena? Lo curioso fue que el agradecimiento me llegó a mí, por ser su única radioescucha.

El buen humor se instaló para qued
arse hasta tarde. Preparé un maté, me acomodé cerca de la ventana, la lluvia persistía y había aire otra vez. La luz de la lámpara mezclo todo de un ámbar surreal. Me tocó la silla, y el sillón al gato. Me senté a leer, no sé si un buen libro, pero que resulta de mi interés. La música nos acompañó por horas.

Se hizo la noche, un poco de baile, juego con el gato, la cena, y como no pude encontrar un sucedáneo mejor que el sonido de la lluvia para Aleman, ni Reinhardt encargado de cerrar la lista. Seguí el otro consejo del librero y busqué en mi cajón de películas. “Pierrot le fou” fue el primer intento, me pareció que se acomodaba a esa trama en la que estaba envuelta, pero recordé que estaba mal la grabación. “Hiroshima mon amour” movió el ai
re hacia otro costado, y no pudo ser mejor elección. Ellos son tan hermosos.




Parece tonto, pero junto con esos dos pequeños detalles, provenientes de completos extraños, y la magnífica lluvia, construimos un tiempo-espacio de placer que hacía tiempo no encontraba.

miércoles, 1 de febrero de 2012

¡Diversión!



Retomo un viejo hábito de este espacio: la agenda de verano, o de cualquier estación, para recomendar una proyección en la librería Cobra. Los motivos son más que suficientes:

1) Jaques Tati. Si nunca vieron una película de este francesito esta es una oportunidad inigualable, se iniciarán con una de las más divertidas: "Las vacaciones del Sr.Hulot".

2) Cobra. Si aún no conocen esta librería en una tranquila esquina de Caballito, es una excelente oportunidad para darse una vuelta, revisar los estantes, sentarse a leer, preguntar y ver una película.

3) Si Tati y Cobra ya son conocidos, no hay mucho más que agregar. Sabemos que nos sentaremos en la vereda y que desde un proyector con una copia de 16 mm (sí es casi fantástico para los tiempos posmodernos), nos perderemos un rato entre aventuras ajenas y muchas risas propias.


Cobra queda en Aranguren 150.
La proyección está programada para las 20 hs.
Todo aperitivo es bienvenido para la hora del vermouth
(voy a ver que puedo cocinar).