domingo, 21 de mayo de 2006

No sé lo que quiero...

... pero lo quiero saber.
Mientras pienso un poco, tratando de encontrar algo, repaso aquí algunas actividades del finde.

Viernes fest


Viernes por la noche conocí el auditorio del C.C.Borges, ya que fuimos en patota de diez a ver a Leandro Viernes y su música para los ojos. El show estuvo muy bien, me gusta la banda que lo acompaña y las canciones son super entretenidas, pero algunas interferencias deslucieron la noche. Uno de los problemas fue que no se escuchaba bien la voz en algunos temas, el otro problema: butaquitas en un show apto para el baile, pero el mayor inconveniente fue un grupo de chicos entre el público con una actitud poco amable para con el resto de la gente presente en la sala.
Estos huecos estaban molestando, gritando, sacando fotos, riéndose como nenitos del jardín desde el show anterior de El melancólico Robinson y su orquesta de señoritas. Ninguno de nosotros conocía la banda y nuestra intención era lograr una mínima escucha, pero fue bastante difícil. Tuvimos que chistar para que se callen, sin lograrlo por supuesto. En el show de Viernes se subieron al escenario a bailar, eso es lo que ellos se creían que hacían, partiendo la conexión del resto del público con la banda. En fin, fea la actitud, un descontrol sin gracia alguna en un lugar que no lo ameritaba. Propongo que se instale la cátedra de “Actitud en los shows” en el CBC.


Hoy vuelta por museos
Pasé por Espacio fundación telefónica, que es un lugar re-cool en Arenales 1540, sabía que estaba por finalizar la muestra de Eduardo Kac, un brasilero que trabaja en los límites del arte, la ciencia y la tecnología. El polémico del conejo verde fluo! Vuelvo con esto en un post aparte con un poco más de información para discutir. Se puede ver hasta el 28 de mayo.
Luego me fui hasta el Palace de Glace porque recordaba que quería ver algo ahí pero no que era. La muestra presenta muchas obras de arte realizadas con armas confiscadas en distintas intervenciones policiales, lo que más se ven son escopetas algunas convertidas en juguetes, la que más me gustó una pequeña delicadeza llamada “Las flores del mal”. No tengo folletito pero había salido una nota con más información tampoco recuerdo donde. Esta bonita, lo mejor fueron un par de nenitos contándole a los mayores lo que veían, además ese lugar es tan precioso.

Las anécdotas

Me fui en bici por juncal a la altura de Pueyrredón me encuentro con un 152 y muchos autos. ¿Qué habrá pasado, que están por acá en lugar de ir por Santa Fe? Vuelta por Pueyrredón, en lugar de seguir hasta Mansilla, doblé en Berutti. Llego a casa y al rato me llama mi mamá: ¿te enteraste de la explosión?. No. Le había pasado a dos cuadras. Mi mamá siempre me tiene que informar de esas cosas que suceden en la esquina de mi casa.
Otra, cuando me saco la campera me doy cuenta que me falta un bretel del corpiño, tenía esos que se enganchan que nunca uso. Busco y no encuentro nada, no podía entender como se había perdido, lo más probable es que quede entre la ropa. Bueh, se me habrá caído por la calle, que vergüenza! Ahora me empieza a asomar algo por la manga, y ahí estaba el bretel. Me empecé a reír porque una vez me contaron una anécdota de alguien al que le salió una bombacha de la manga y nunca se supo la procedencia.

No hay comentarios.: