lunes, 13 de febrero de 2006

Deteniendo el tiempo



Este eslabón conduce a un artículo del Radar del 29 de enero, lo bajé y recién leí la semana pasada y me tomé otra para colgarlo (sí, a ese ritmo transcurre mi vida, pero es así siempre y con todo), en él se reproducen algunos fragmentos del libro de ensayos Sobre la fotografía de Susan Sontag. A mí me entretuvo y gustó mucho pero como es un poco largo, pongo aquí algunas frases que pueden funcionar como anzuelo o rechazo.
¿En qué medida modifica nuestra relación con la memoria y el presente algo de tan desconcertante facilidad como sacar una foto?

Es sobre todo un rito social, una protección contra la ansiedad y un instrumento de poder.

Si las fotografías permiten la posesión imaginaria de un pasado irreal, también ayudan a tomar posesión de un espacio donde la gente está insegura. Así, la fotografía se desarrolla en conjunción con una de las actividades modernas más características: el turismo.

La mayoría de los turistas se sienten obligados a poner la cámara entre ellos y toda cosa destacable que les sale al paso. Al no saber cómo reaccionar, hacen una foto.

Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo...

La cámara, como el automóvil, se vende como un arma depredadora, un arma tan automática como es posible, lista para saltar. Como las armas y los automóviles, las cámaras son máquinas que cifran fantasías y crean adicción (...) Así como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es cometer un asesinato sublimado, un asesinato blando, digno de una época triste, atemorizada.

No hay comentarios.: