viernes, 1 de abril de 2005

Señales

En un minuto se sucedieron todos estos hechos.
Estufada del encierro abro la ventana.
Se larga a llover.
Descubro un párrafo en un trabajo que me sirve para explicar unos resultados contradictorios, evitándome tener que hacer nuevos experimentos (aunque no estaría mal que los haga).
Una carta ingresa a mi hogar por debajo de la puerta, remitente: Profesora Graciela..., abro ansiosamente la carta y es quien yo imaginaba, mi profesora de Yoga a quien lamentablemente el año pasado no había podido ubicar y nada decente había encontrado en su reemplazo.
Tanta emoción junta me ha alterado, me voy a preparar unos mates ...

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