domingo, 3 de abril de 2005

de Congreso

En mi recorrida matinal del Radar encontré esto (aún no he aprendido a poner los links decentemente, perdón): ¿Sabe tu novia que leemos a Morrisey?
Sin duda, semejante payasada no es más que elegantes o “cooles” académicos hablando sobre temas de su interés y relacionándolos con la banda.
Todos sabemos que la música la disfrutamos y sentimos cuando ponemos un CD/K7/Disco en un equipo de audio y apretamos play (o dejamos que la púa toque delicadamente la pasta). Cuando tenemos la posibilidad de ir a un recital y vemos en vivo y en directo la actuación de ese material inerte, que emitía emotivos sonidos en nuestra habitación (esta acción a veces muy poco frecuente para los humildes servidores de este lado del planeta. Yo sólo pude ver un Smith en vivo y no The Smiths en vivo, snif). Sabemos también que ese sentimiento no tiene explicación alguna y que una vez que descubrimos que una canción o muchas canciones de una banda siginifica/n algo para nosotros, vamos por más. Queremos estudiar a esos personajes tan lejanos y cercanos a la vez, nos avecinamos a su ciudad y su época, sus escritores y sus músicos favoritos, sus enemigos (que rápidamente ingresan a formar parte de los nuestros), tratamos de entender frases intraducibles. Pero no recurrimos a los académicos para ello, vamos a los que saben que son otros mortales como nosotros pero con conocimientos previos, o amigos aunados por el mismo entusiasmo de aprender. De a poco ingresamos al mundo de la banda, para regresar al nuestro y modificarlo un poco, o no. Es obvio que de estar esos días en Manchester iría por curiosidad y estoy segura que me indignaría con algunos comentarios, pero que obtendría nueva información neutra para procesar y acidificar o endulzar en casa. También esta claro que las conferencias académicas a las que he asistido, salvo contadas excepciones, son de lo más repugnantes. Los actores, tanto disertantes como los activos escuchas que siempre quieren dar la nota con una pregunta “sobresaliente”, merecen el mayor castigo, y es por esta razón que temo que tal conferencia sea un pelotazo.

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