viernes, 4 de marzo de 2005

FUSEL (I)

En un nuevo intento por escapar de la densa realidad, y conseguir material para el blog, empecé a cursar otra materia de sociales. Esta vez la elección la hizo Erica, nunca se me había ocurrido cursar Semiótica y Lingüística, en mi lista están Filosofía, Estética e historia del arte y alguna materia de educación. De modo que fui a la clase sin saber con que me encontraría, ni siquiera había bajado el programa, solo de leer algo por ahí me sonaban algunos nombres de autores que leeremos pero solo los nombres nada del contenido. Según la explicación general que dio la profesora (que por ahora nos ha caído en gracia) estudiaremos que es la comunicación y como nos comunicamos, utilizando teorías para ello (no sé si llegará a interesarme). A mi entender, esta materia es para los comunicólogos lo que son para nosotros las matemáticas. Llegué corriendo (se me fue justo un tren y el que tomé después estaba llenísimo, raro a esa hora de la mañana), y me encontré también con un aula densamente poblada, pero por suerte localicé a la gente conocida que me había reservado un banco, es que además de Erica repetimos un compañerito del cuatrimestre pasado lástima que Little-german nos ha abandonado. Comienza la clase, la profesora da su discurso inicial algunos alumnos van llegando tarde y por fin el primer hecho anecdótico. De pronto, se abre por completo y muy bruscamente la puerta del aula. Nuestra atención esta ahí, solo logramos visualizar la punta de unos zapatos levantados unos 20 cm del piso y al instante nuestro sentido del oído es alcanzado por una voz chillona y torpe que articula la siguiente pregunta “¿Semiótica?”; acto seguido una silla de ruedas, transportando una chica, ingresa al aula impulsada por una fuerza del más allá. Estaciona placidamente en primera fila y apaga el motor. La tripulante pide a una chica sentada al lado que saque de su mochila, colgada detrás de la silla, un cuaderno, el tercero fue el correcto, y luego la cartuchera.
Nada tendría que tener de extraño este hecho, pero resulta que a esta chica ya la teníamos vista y es muy mala onda, te pasa por arriba con la sillita sin problema, una vez me paso por al lado entrando al comedor y quedé como los dibujitos dando tumbos. Es por eso que sin saber que alguna vez compartiríamos aula con ella, la habíamos bautizado Timy (Personaje de South Park, la chica solo mueve la cabeza y tiene los bracitos medio levantados siempre y es rubia y la peinan con una colita tipo palmera y ... si soy muy mala). Imaginen que desde ese momento toda mi energía se focalizó en no mover un músculo de mi cara, hice un esfuerzo de concentración casi tan grande como el de kun-Fu, al caminar sobre el papel de arroz sin dejar huellas, para evitar la carcajada primero y la sonrisa después. Por un momento pensé en salir de la clase pero si hacía eso era para no regresar jamás. Por suerte pude controlarme (nunca miré a Erica porque eso hubiera sido fatal) y seguí en la clase normalmente.
Llegó el turno para que, los que gusten, hablen y digan porque cursan esa materia. Momento odiado y amado a la vez, es que después de escuchar a los osados parlanchines uno termina creyendo que es un ser humano bastante normal, ¿o es al revés?. Yo no sé porque siempre hay gente que en lugar de ir a terapia va a una clase a contar sus problemas delante de 30 desconocidos, claro la universidad es gratuita. Se destacaron una señora que vivía del turismo pero era periodista de alma, un señor que parecía escapado del programa 12 corazones especial gay más que de uno de deportes, para quien ésta era su sexta carrera y terminó contando y generando una estúpida discusión por un trauma que arrastraba desde su colegio primario. Timy también se destacó, parece que le gusta participar en clase, cada cosa que decía la profesora ella tenía que acotar algo (que castigo!). Ahí es cuando ponemos en alerta nuestros sentidos e identificamos a los que están sintiendo vergüenza ajena como nosotras para después unirnos a ellos en los TPs.
Si continuo la materia quizás pueda ofrecer más de estas anécdotas, pero quería despedirme dejándoles una canción, una de las que más me gusta del álbum “69 love songs” de Magnetic Fields. En la cual el autor mata a Ferdinand de Saussure, un lingüista muy famoso y de quien estudiaremos sus teorias, porque no sabe el significado de la palabra amor. ¿Acaso alguien lo sabe?

The Death of Ferdinand de Saussure

I met Ferdinand de Saussure
on a night like this
On love he said “I´m not so sure
I even know what it is
No understanding, no closure (conclusión)
It is a nemesis
You can´t use a bulldozer (excavadora)
to study orchids,” he said, “so
we don´t know anything
you don´t know anything
I don´t know anything about love
But we are nothing
you are nothing
I am nothing without love”
I´m just a great composer
and not a violent man
but I lost my composure
and I shot Ferdinand
crying, “It´s well and kosher
To say you don´t understand
but this is for Holland-Dozier-Holland!”
His last words were…
His fading words were…

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